sábado, 15 de agosto de 2009

El cómic americano en los 90s: La Era de Cromo

¡Saludos a todos los lectores y visitantes de este blog! En esta ocasión traemos el recuento de una etapa dentro del cómic que a muchos les ayudó a adentrarse al llamado noveno arte. La Era de Cromo, los años noventa. Este post es el resúmen de un artículo escrito por su servidor hace un año aproximadamente dentro de la revista -hoy, fuera de circulación- Comic Zone en su número #16. Sin más qué comentar aquí comenzamos:

Los noventa: Michael Jordan y sus Chicago Bulls, Nirvana y el Grunge, el EZLN y el Sub Marcos, Bill Clinton y su “secre”, los cambios que no hizo Mejía Barón en un mundial de futbol, la maldita crisis (la de nuestro país, no la de DC), la Muerte de Superman, Batman inválido, Green Lantern loco, Acuaman manco, Logan sin Adamantium, clones de Spidey en cualquier título de Marvel, miles de portadas para un primer número mutante, Spawn, y McFarlane, Valiant, Ultraverse, Image, Acclaim, Malibu....¡ah! y Rob Liefeld (me hubiera gustado omitirlo)...Todo esto sucedió y lo vivimos en la última década del siglo veinte...


Fue en esta década cuando en nuestro país se habla de un “boom” del cómic; nos enteramos de que esas revistitas que nos compraban de chavitos son coleccionables, tienen un valor agregado, se empiezan abrir tiendas especializadas y hasta en aquel programa televisivo con Nino Canún le dedicaron espacio para debatir si el famoso “boom” era moda o un estilo de vivir. Fue en los noventa donde muchos de nosotros le entramos a juntar cómics; algunos lo dejaron y otros seguimos aquí disfrutando o lamentando las historias de nuestros héroes favoritos. Lo que no sabemos es que ese “boom” era un llamado de auxilio del medio por sobrevivir la década más difícil en su historia, llamada para algunos “La Era de Cromo”.




“Edición Especial con Prisma-Holo-Cromática portada en 3D”

Los noventa empezaron fabulosos y con grandes expectativas en la industria del cómic: Grandes dibujantes y escritores habían terminado los ochenta como “comic-stars” (algo así como rock-star pero en otro medio); le dieron a personajes como Batman, Superman o Spiderman una nueva imagen sustentada con guiones y trazos propositivos lo que generó altas ventas y nuevos consumidores que prometían un futuro alentador, especialmente, para Marvel y DC. Pero algo sucedió, al finales de ésta década los dibujos de algunos títulos eran espantosos; las historias horribles y con guiones mediocres. ¿Que les pasó a esos comic-stars? ¿A donde se fueron? ¿Que le hicieron a mi superhéroe? ¿Por qué cancelan mi revista?
Recordamos pues que Image salió en 1992 y que en ese mismo año Superman fallece y en Marvel nos atiborraban de números especiales de aniversario con portadas de diferente papel al que se imprimía regularmente y adicionándole efectos prismáticos, con plástico cromado o con hologramas; portadas duras, con relieve, en 3D, en fin...algo estaba pasando.


“Behold! The Chromium Age had arrived!”

La Era de Cromo se le denomina así no por la nomenclatura, sino para dar alusión a sus eras antecesoras (oro, plata y bronce), pero principalmente su nombre radica en la cantidad de cómics que salieron con portadas especiales y que contenían ese elemento en sus portadas como estrategia de venta. El cromo es resplandeciente, brillante, espectacular y llamativo a la vista, pero también es barato…

¿Quienes fueron los protagonistas de esta era?
Muchos de ustedes conocen los nombres: Todd McFarlane, Jim Lee, Rob Liefeld, Erik Larsen, entre otros que crearon una nueva estética a los héroes; algunos exageraban la figura femenina y otros exageraban la musculatura o les adoptaban actitudes rudas. Todo esto generó muchos dólares para las compañías editoriales, especialmente para Marvel. Muchas de estas nuevas promesas artísticas fueron infladas por sus editoriales utilizándolas como el “gancho” para atraer fans y tuvieron el error de darles nuevos títulos para ellos exclusivamente.

En el caso de los mencionados arriba se les dió Spiderman, X-Men y X-Force respectivamente y con el gancho de “mega coleccionable edición especial” sacaron en su primer número con portadas variantes para juntarlas todas; muchos compraban todas las portadas con la idea de que iban a valer algo más en poco tiempo; las tiendas y especialistas adquirían docenas de un mismo ejemplar creyendo que sólo por ser un número uno dibujado por Jim Lee iba a subir estrepitosamente su valor cuando después se empolvaban y remataban a cincuenta centavos.



Copias de aquellos números se vendieron, y mucho; los chicos nuevos del barrio siguieron dibujando y escribiendo hasta que aprendieron que podrían ganar un poquito más de lo que les daba Marvel o DC. Fué así que decidieron abandonar sus trabajos siendo consagrados artistas para abrir sus estudios y casas editoras. Estas decisiones, que aparentemente abrían una alternativa para nuevas promesas en el noveno arte, tuvo su punto malo debido a que los ejecutivos y los editores de Marvel y DC contrataban a otros artistas que siguieran el estilo de los mencionados. El estilo saturado, exagerado y lleno de poses provocó que en vez de ganar más fanáticos y consagración, obtuvieron ventas bajas. Todo esto contribuyó a que personajes clásicos como Superman o Spiderman tuvieran su declive.

¿Que hacer ante esto? "Ponerle un extra al cómic para que sea llamativo". ¿Y si no funciona eso? "Bueno, podemos poner al personaje insignia de nuestra empresa en cada título que publicamos y entrelazar dos o más títulos en una mega-saga". ¿Pero si eso todavía no funciona? "Matemos al héroe, o no sé; córtale una pierna, que se sumerja en el alcohol, que lo rapten los OVNIS". ¿Y si eso nomás no hace que suban las ventas? "Clonémoslo...."

Libre, Soberano y Musculoso...

Mientras que McFarlane y los demás despuntaban con sus creaciones, Marvel y DC terminaron hundidos y sin ideas más que interesantes los años noventa. En esta época fue donde nacieron más editoriales independientes que en ninguna otra. El éxito arrasador de Image y Dark Horse provocó que algunos dibujantes y escritores de Marvel y DC abrieran sus propias editoriales con la meta de desbancar a los dos monstruos del medio.

Todo esto suena muy bien porque un fan tiene más de una opción por cual decidir, pero si nos ponemos a ver la verdadera razón de todo esto quizá no nos guste: Aparte del dinero en nuestros bolsillos suba o baje, en esa época -y desconozco si todavía- para que recibiera regalías un dibujante o escritor de cómics en Estados Unidos, el cómic que tenía por tarea debía vender más de cien mil copias. Si los fans tenemos muchas más opciones para escoger y poco dinero habrá menos probabilidades de que ese escritor reciba sus regalías, por lo tanto el artista tiene que ver una manera de generar dinero. Así que unos decidieron por ser independientes y tener un control cercano de sus creaciones e historias, situación que les daría más ganancias. Sus creaciones que iban de acuerdo a la tendencia “Liefeldsesca-McFarlanesca” de exagerar y estilizar los personajes (algunos unos completos plagios) hizo que no se distinguiera un estilo de otro y degenerando el medio.

¿Que hizo Marvel y DC ante esto? Promovieron al personaje que al artista; invadieron de títulos nuevos y miniseries los anaqueles de las tiendas de cómics para no darle espacio al artista independiente; metían a personajes principales en otros títulos con el fin de atraer al fan y que no consumiera cómics de otras compañías. Todo esto ocasionaría que el independiente no pueda en el juego empresarial y termine tirando la toalla.

Mátame porque me muero y tu también.

En Marvel, debido a la gran cantidad de títulos publicados y la necesidad de que estuvieran en los anaqueles lo antes posible los dibujantes y escritores no tenían otra más que realizar bodrios literarios y dibujos apresurados (eso queremos creer); prefirió vender veinte mil copias por cada cien títulos diferentes que vender doscientos mil en veinte títulos. Mientras que en DC, mataban a Superman y terminaban con cada personaje clásico de la empresa para atraer a nuevos fans y llamar la atención a personas que dejaron el hobby años atrás.


En el caso de la “Muerte de Superman”, se vendió en su primer tiraje como “pan caliente” a costos estratosféricos, se imprimieron hasta cinco o más ediciones de esta saga pensando que el interés seguiría y sacara del hoyo a la empresa. ¡Oh, sorpresa! Seguimos viendo en tiendas números de esta serie y otros intentos por levantar tanto al personaje como a toda la editorial a precios hasta más bajos que los que Overstreet o los de Wizard dicen; y las tiendas que tienen estos cómics, en sus anaqueles nomás no ven cuando terminan de venderse aún con el precio especial.

Esa mercancía atorada ya no la podían regresar, porque el tipo de distribución había cambiado años atrás de venta a consignación a venta directa. Esto ocasionó también que Marvel cambiará su manera de distribuir sus títulos por su cuenta; y Diamond Distribuitors fue distribuidor exclusivo para DC Comics. Cosa que a muchos negocios de este giro no les gustó porque ahora tenían que tratar con más de una distribuidora aunque el tiraje iba a ser ya regulado y controlado. Ahora la editorial te iba decir cuantas copias podías comprar para tu negocio.

Llegó el Mesías...y una Nueva Era con él

Muchos dicen que con Alex Ross terminó la Era de Cromo con Marvels (1994) y principalmente con Kingdom Come (1996). Como todo un mesías, Ross, apoyado con la narrativa de Mark Waid le dió un nuevo camino, un nuevo estilo y una exquisita forma de concebir a los superhéroes en el cómic, pero además de eso, refrescó la industria y dio esperanza al medio. La historia de Kingdom Come, la mayoría de ustedes la conocen; pero viéndola metafóricamente tiene un significado más que bíblico.

Es posible que Ross nos haya dado una señal de lo que el medio y la industria le había hecho al cómic. En esta historia los héroes clásicos (Superman, Batman, Wonder Woman, etc) retirados y olvidados se tienen que enfrentar a una nueva gama de héroes que hacen su trabajo de una manera no tan “ética”, el más sobresaliente, Magog, que viene siendo la representación de esos nuevos héroes al estilo Liefeld.

Durante una batalla entre esta nueva sangre “heroica” ocurre un accidente nuclear; esto se interpreta como lo que sucedió en el medio y su mercado. Superman, ante lo sucedido, reincorpora la Liga de la Justicia y encierran en un gulag a los nuevos súper-dotados, para enfrentarse al final de la serie en una batalla épica siendo el Capitán Marvel el salvador del destino de la Tierra y sus verdaderos héroes. Curiosamente, el Capitán Marvel es el personaje preferido del ya desaparecido Jack Kirby, icono del medio y creador de personajes clásicos en Marvel y DC.


Quizá Alex Ross y Mark Waid sean el punto cero de la Era que vive hoy la industria y la Era de Cromo...quizá no. Quizá fueron otros factores que ocasionaron la decadencia de la industria del cómic en los años noventa. Un factor sobresaliente es la necesidad y el concepto del héroe:
En los noventa, la sociedad americana y el resto del mundo vivió una época de cambios; cambios que no necesariamente se necesitaban héroes o modelos a seguir.

Todos rompían las reglas y hacían las propias, la globalización y la individualización de masas perpetuaba su punto más alto con el advenimiento del Internet y las Nuevas Tecnologías al alcance de cualquiera. Llega un momento en que por la aproximación del nuevo siglo miramos hacia atrás y recordamos con nostalgia lo que fuimos y si se podía, rescatar lo poco o lo mucho que quedaba de eso. El mandato blando de Bill Clinton; lleno de escándalos sexuales y sin una guerra no se necesitaba personajes que alentaran a la sociedad a seguir un anhelo o una idea. Curiosamente en nuestro país, los magnicidios y una aparente guerra civil en el sur, necesitaba de héroes. El problema es que llegaron locos, muertos, caídos o clonados.



De una manera u otra, Marvel y DC expandieron y reforzaron sus héroes ante la llegada de otros como Spawn o Wildc.a.t.s.; y antes de que prefiriéramos a un cómic de Liefeld que tratara de grupos de superdotados patrocinados por el gobierno, nos traen a los héroes clásicos que, aunque heridos y muertos los acogimos como buena raza hospitalaria que somos.

Los noventa terminaron y la Era de Cromo también. Un nuevo siglo y una nueva década. Por desgracia para la Humanidad, llegó el 9/11 y la guerra de Irak...por fortuna, la industria del cómic se revitalizó; aprovechando la guerra, los héroes resurgieron de su letargo reflejando una vez más nuestro camino como Humanidad. Larga vida al cómic.